18 octubre 2007

"El Padre Nuestro"... (2/9)

“Padre nuestro...” (Mateo 6: 9b)

Jesús les enseñó a sus discípulos: “Vosotros, pues, oraréis así: ‘Padre nuestro...’” (Mateo 6:9)... ¡Fíjate en esto! el tipo de relación que mantienes con alguien, determina el nivel de intimidad y confianza que alcanzarás con esa persona.

De manera que Jesús empezó enfatizando a La persona. – “Padre nuestro...”.

Ahora bien, si tuviste un padre ausente que no estaba contigo en momentos difíciles de tu niñez y juventud; o si tu papá era abusivo, y te hirió; o emocionalmente discapacitado y nunca te mostró amor ni aceptación; entonces necesitas hacer una reingeniería espiritual y construir un nuevo concepto de Dios Padre nuestro...

Tu nuevo concepto del Padre nuestro debe ser netamente bíblico...
...Caso contrario ¡tu pasado te boicoteará¡

Por ejemplo, antes de entregar tu confianza a alguien, necesitas saber realmente cuánto le importas... Cuando ya entregas tu confianza, también abres tu corazón...
Y sólo entonces, tus heridas serán completamente sanadas.

“Padre nuestro...”: ¡se trata de una persona a la que nos dirigimos!
Debemos comprender a Quién estás hablando, y la relación que tienes con Él.

Cuando de todo corazón puedes decir “Padre nuestro...”, hasta entonces habrás de intimar con el Señor, sobre la base de quién eres tú para Él, y quién es Él para ti.

Tu Padre celestial es un Dios que hace pactos y los cumple... En tiempos bíblicos, cuando dos personas hacían un pacto, no se comprometían informalmente, y sin ningún compromiso como “Llámame algún día”. ¡No! lo sellaban con sangre, dando a entender: ‘Yo entregaré mi vida por ti, si eso fuera necesario’.

De hecho, puedes llamar a Dios “Papá” sin tratarse de una irreverencia. “...habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: ‘¡Abba, Padre!’.El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Romanos 8: 15 - 16).
O sea que para orar el Padre Nuestro eficazmente, debemos reconocer y alegrarnos en la realidad de Quién es Él para nosotros: ¡nuestro Padre!
“Dios, mi prójimo y yo”

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