Y NO DISMINUYÁIS” (Jeremías 29: 6b)
El Señor dijo a su pueblo “...Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros... pensamientos de paz..., para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29: 11).
Pero "mientras esperas" la esperanza precisa de un ambiente alentador, Dios no nos da permiso para apropiarnos de esa esperanza, y quedarnos sentados con los brazos cruzados.
¡No! les dijo exactamente lo que quería que hiciesen mientras que Él estaba resolviendo algunos detalles para su futuro: “Edificad casas y habitadlas; plantad huertos y comed del fruto de ellos... Procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella al Señor, porque en su paz tendréis vosotros paz” (Jeremías 29: 5, 7).
En otras palabras, mientras que esperas a que Dios cambie las cosas, aprovecha el momento. Vuélvete tan productivo como puedas.
Muchos de nosotros mientras que esperamos a que el Señor actúe, creemos que no podemos hacer nada más, cuando hay un montón de cosas por hacer a nuestro alrededor.
Él dijo: “Orad por el bien de aquéllos que os rodean, porque cuando ellos salgan adelante, tú también lo harás” (Jeremías 29: 5, 7 - parafraseado).
Muchos de nosotros no entendemos esto. Terminamos preocupándonos por sólo una persona – por nosotros mismos.
Cuando metemos la pata, la única persona en la que nos solemos fijar es en nosotros mismos. Pero Dios dice: “Mientras esperas que Yo haga algo bueno por ti, empieza a hacer algo bueno por los demás” (Jeremías 29: 5, 7 - parafraseado).
Eso es lo que Pablo quiso decir: “Mas bienaventurado es dar que recibir” (Hechos 20:35b).
Y luego añadió: “...el bien que cada uno haga, ése recibirá del Señor...” (Efesios 6: 8).
¿Sabes? Al bendecir a otros abres literalmente un canal a través del que Dios te bendice a ti.
Primero, Dios... Segundo, mi prójimo... Tercero, yo...
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