15 octubre 2007

“Zapatos demasiado grandes”

“ORDENA MIS PASOS CON TU PALABRA...” (Salmo 119: 133)

¿Has visto alguna vez a un niño, o adolescentes, tratando de andar con zapatos grandes que son de papá, o de mamá?
Observarlo es verdaderamente gracioso, y muy significativo: algún día, aquellos pequeños pies crecerán y usarán zapatos grandes como ésos – o aun mayores.
¿Te sientes hoy como si estuvieras intentando caminar con unos zapatos enormes; y como si tuvieras que crecer rápidamente para poder usarlos... y sin otra alternativa?
La vida es así como usar zapatos demasiado grandes...
La vida real no espera a que seamos lo suficientemente grandes y maduros para hacernos pasar por algunas de las pruebas más colosales de la fe.
La mayor parte de nuestro crecimiento se produce “en vivo y en directo”.
Como alguien que intenta moverse con unos zapatos demasiado grandes, así son los Ministerios, y así es Icthus, y así es Icthus El Salvador...
Al principio todo primer paso que emprendemos, parece salirnos muy mal...
Después, caminamos torpemente, pero seguimos caminando...
Y de pronto, cuando creímos que ya dominábamos esos zapatotes ministeriales ¡nos tropezamos!
No obstante, lo único que puede detener el “crecimiento espiritual de nuestro caminar ministerial”, es el temor a intentar hacer aquello que otros no tienen la fe para emprenderlo.
La gracia de Dios viene con el deber de servir y con la tarea que debemos emprender ¡y esta es inmediata!
Sin embargo, todos sabemos que el crecimiento necesita tiempo...
¡No te desanimes! “...el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará...” (Filipenses 1:6b).
Hay algo más, relacionado “en el caminar con zapatos grandes”; y es que nos hace mucho más comprensivos ante otras personas que también lo intentan en Icthus, o en otros ministerios.
“¿Cómo pudiste hacer tal cosa?” es algo que preguntan, sólo aquellos que rechazan caminar con los zapatos grandes que el Señor pone a los que intentamos hacer buen ministerio...
Ese tipo de preguntas “ofensivas” no debemos hacerlas aquellos que iniciamos ministerios con nuestros pequeños pies calzando los zapatones espirituales que nuestro Señor envió para nuestra formación... Y además, ya sabremos la respuesta “por propia experiencia”.
¿Has visto alguna vez a un padre o a una madre llevar de la mano a su hijo que intenta andar con unos zapatos demasiado grandes?... Está orgullos@ y muy rebosante de alegría porque el niño lo intenta; le sujeta, le anima a seguir, y le levanta cuando da un traspié, o si se golpea la cabeza.
¡Y esto es lo que nuestro Dios hace con cada uno de nosotros!... “Sólo sigue adelante aunque vayas tropezando, o cayendo, o raspándote”... Pronto vendrá el buen caminar, y entonces serás persona lista para bendecir a otros...
¡Dios, mi prójimo, y yo!

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