23 octubre 2007

"El Padre Nuestro"... (5/9)

“Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el Cielo,
así también en la Tierra” (Mateo 6: 10)

Cada quien reina algún prototipo de reino: el hogar, el trabajo, la institución, el privilegio, etc.
¡IcthuHerman@! ¿Cómo van las cosas en estos días, ahí en tu reinito?
¿No muy bien?.. ¡Eso es porque la persona errónea está al mando, o sea tú!
“Decir: Venga tu reino, es ceder todo lo que somos, y todo lo que tenemos, para que sea gobernado por el Rey de Reyes”.
En el reino de Dios, Cristo reina. Y su Palabra resuelve todos los asuntos.
Ahí no existe el ¡“Sí, pero...”!
Cuando Jesús nos instruyó a orar: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad...”, Él nos estaba enseñando sobre “Las prioridades de Dios”.
En cualquier trabajo, el camino más rápido al fruto, es averiguar lo que el jefe quiere, y hacerlo con esmero... Los jefes se fijan en tales personas; y en la mayoría de casos, las prosperan.

Así parecido funcionan “Las prioridades de Dios”... Jesús dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios [su “agenda” y sus prioridades]” (Mateo 6: 33)... Lo demás vendrá por añadidura.
En “Las prioridades de Dios” las normas son distintas:
(1) El camino hacia arriba va hacia abajo: “Humillaos... para que Él os exalte a su debido tiempo” (1 Pedro 5: 6). Fíjate en las palabras “...a su debido tiempo”: Tus bendiciones ya están planificadas en la “agenda” del Señor; Sólo mantén la cabeza baja.
(2) Al perdonar a otros, te liberas a ti mismo: Cuando perdonas, recobras y rediriges toda la energía perdida en autocompasión y resentimientos, y recuperas la paz. ¡Qué buen arreglo!

Una de las últimas canciones que Elvis Presley cantó fue:
“I Did It My Way” (“Lo hice a mi manera”)...

En el reino de Dios hacemos las cosas como Él quiere y manda; no a nuestra manera, sino a la manera de Dios.
Cada vez que hacemos su voluntad, su reino se acerca un poco más a nosotros.

¿Pero por qué tenemos que orar “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el Cielo, así también en la Tierra”? (Mateo 6: 10). Nuestras oraciones no son más que sólo una invitación para que Dios se manifieste; pero cuando se hacen de corazón, las mismas se convierten en el conducto por medio del cual el poder de Su reino fluye hacia nuestras circunstancias.

Primero ¡Dios! segundo ¡mi prójimo! tercero ¡yo!

No hay comentarios.: